
La Estrategia de Seguridad Nacional de EE. UU. sitúa a Marruecos entre sus principales socios africanos.
En un momento internacional marcado por la rápida reconfiguración de los equilibrios de poder, la nueva Estrategia de Seguridad Nacional presentada recientemente por la Casa Blanca revela un cambio profundo en el enfoque de Washington hacia el continente africano. La visión estadounidense abandona progresivamente la lógica de la “ayuda” y la “difusión de valores” para adoptar una postura más pragmática, centrada en el rendimiento estratégico y la competencia geoeconómica.
El documento señala que, durante demasiado tiempo, la política estadounidense en África se ha basado en promover y difundir la ideología liberal. En su lugar, Estados Unidos debe establecer alianzas con países seleccionados para reducir conflictos, fortalecer relaciones comerciales de beneficio mutuo y pasar de un modelo basado en la ayuda exterior a otro centrado en la inversión y el crecimiento, capaz de aprovechar los abundantes recursos naturales y el potencial económico del continente.
Asimismo, la estrategia subraya que Washington debe priorizar relaciones basadas en comercio e inversión con países fiables y capaces de abrir sus mercados a bienes y servicios estadounidenses. También destaca que uno de los sectores más inmediatos para una mayor presencia estadounidense —con expectativas de rentabilidad— es el de la energía y el desarrollo de minerales estratégicos.
Marruecos en el centro de la nueva visión.
En este contexto, expertos afirman que Marruecos se posiciona como uno de los países más preparados para ocupar un lugar destacado en esta nueva visión de Estados Unidos, gracias a su estabilidad política, su modelo económico, su red de relaciones internacionales y su ubicación geoestratégica. Esto coloca a Rabat ante una oportunidad importante para fortalecer su papel como socio estratégico de Washington y convertir su presencia regional en beneficios concretos dentro de la competencia global en África.
Prioridades y oportunidades
Hicham Moatadid, investigador en asuntos estratégicos, explica que la lectura de la nueva estrategia revela un giro claro: de la exportación ideológica y la ayuda amplia, a las alianzas selectivas, la inversión y la creación de nuevas cadenas de suministro. Según él, este enfoque no es un detalle coyuntural, sino una reconfiguración fundamental de las prioridades de seguridad nacional. Moatadid destaca que el cambio más notable es la sustitución del discurso humanitario por el de retorno estratégico de la inversión. África deja de ser solo un escenario de iniciativas humanitarias para convertirse en un mercado, un recurso y un espacio de competencia. Washington busca ahora socios fiables que ofrezcan estabilidad, recursos energéticos y minerales clave. En este sentido, Marruecos dispone de activos importantes: estabilidad institucional, relaciones sólidas con Europa y los países del Golfo, y una presencia profunda en África a través de proyectos económicos e infraestructuras. Para la nueva estrategia estadounidense, estos factores convierten al país en un socio natural para inversiones en energía, minería y logística, con beneficios directos como transferencia de tecnología y expansión de mercados.
El experto afirma que esta orientación ofrece a Rabat un margen diplomático mayor: Marruecos puede presentarse como plataforma de acceso estadounidense a África Occidental y el Sahel, combinando cooperación económica con seguridad, reforzando así su valor estratégico.
Realismo y ventajas comparativas
Por su parte, Jawad El Qasmi, investigador en relaciones internacionales y derecho internacional, señala que la estrategia de seguridad nacional de la administración Trump refleja un enfoque pragmático basado en el realismo político. A diferencia de estrategias anteriores centradas en la democracia, los derechos humanos y la sociedad civil, esta visión prioriza alianzas comerciales y de seguridad, dejando de lado consideraciones ideológicas.
El Qasmi considera que Marruecos puede beneficiarse ampliamente de esta estrategia debido a la convergencia de intereses entre ambos países. En el ámbito político, Estados Unidos tenderá a apoyar más firmemente la postura marroquí sobre el Sáhara, al considerar que refuerza la estabilidad del norte de África y el Sahel. Además, la reticencia de Washington a un “compromiso militar prolongado” en la región hace que Marruecos se vuelva un socio indispensable en materia de seguridad y lucha antiterrorista, gracias a la eficacia de sus servicios de inteligencia y su influencia en África Occidental.
En el plano económico, Marruecos es el único país africano con un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, lo que lo convierte en un socio ideal para el modelo de “comercio en lugar de ayuda”. También destaca el potencial del gas natural licuado y el gasoducto Marruecos Nigeria, que podría asegurar un flujo energético fuera de la influencia rusa, así como los importantes recursos marroquíes de fosfatos, cobalto y otros minerales estratégicos necesarios para las industrias estadounidenses.
El investigador concluye que todos estos factores cumplen con la definición de “país capaz y fiable” mencionada en la estrategia estadounidense. La estabilidad política, la apertura económica y la infraestructura moderna de Marruecos lo convierten en un punto de entrada ideal para el continente, alineado con los nuevos objetivos estratégicos de Washington.
Publicado el : 9 de diciembre de 2025

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